Esta semana queremos dedicar nuestra sección curiosity a esa impresora a la que procesamos un amor-odio de nuestra oficina.
Es probablemente uno de los mobiliarios que siempre encontramos en cualquier oficina, despacho, … Y curiosamente el que más se estropea, porque no olvidemos que el teléfono siempre funciona a la perfección. ¡Y que perfección más insistente!
Si tienes que sacar unos informes necesarios para ayer, no te esfuerces, ¡jamás lo conseguirás! Le das a imprimir… ¡Bien! Parece que está saliendo la primera página, la segunda… y… ¡zaca! Atasco en la zona A. Te peleas con ella, parece que la domines, imprimiendo… tercera página, y ¡zaca! Atasco en la zona B. Atasco en la zona C.
¡Aaahhh! ¡Parece que va ha explotar de un momento a otro!
¡Aaahhh! ¡Parece que va ha explotar de un momento a otro!
Después de intentarlo todo, y pasar como una hora totalmente improductiva, se acercan tus compañeros. Reunión de ovejas muertas. Fulanito acaba de mandar más documentos a la impresora. Ahora si que hay colapso, y la impresora “fuera de cobertura”. Mientras tanto aprovechan para darle al pico.
Alguien hace el típico comentario… ¡habrá que llamar al técnico!, que por cierto, ¿alguien sabe quien es? Sigue en busca y captura. Si, si, ese que siempre ha arreglado la impresora justo el día anterior, justo cuando no hay nadie en la oficina, porque nadie lo conoce ni sabe de él.
Pero tranquilos, siempre está aquel listillo que te observa desde su mesa pensando ¡no lo conseguirás! Finalmente el listillo se acerca, abre aquí y allá la impresora, y por arte de magia aquel bicharraco inmundo, comienza a expulsar papeles. Es evidente que están compinchados, piensas.
Ahora la impresora no se detiene, papeles y más papeles, que ni siquiera tú recuerdas haberlos mandado imprimir, salen sin parar. Papel inservible que te hace sentir peor al recordarte todos los árboles que han talado por ti. El listillo que todavía sigue ahí de pie, regodeándose, te mira de reojo pensando, umm, este está imprimiendo los libros de texto de sus hijos.
Pero tras aquel montón de hojas desordenadas, encuentras el informe que necesitabas. Y por un instante reflexionas ¿Qué haría yo sin la impresora de la oficina? Sobretodo cuando miras tu reloj y te das cuenta de que son las 14:00 h. ¡hora de volver a casa!
SABÍAS QUE...
Como su nombre indica "tripalium" fue un utensilio con tres palos donde se ataba a los esclavos para someterlos.